Se reconoce generalmente a Augusto Boal como la persona que lo desarrolló originalmente como su Teatro del Oprimido, que se centró en la opresión y cuestiones sociales durante su estancia en Argentina en los años 70. Más tarde desarrolló el Teatro Foro, en el que el público suplanta a los actores en lo que pueden hacer para hallar posibles soluciones al conflicto.
Al igual que otras técnicas de teatro urbano, el teatro invisible puede llevarse a cabo para ayudar a los actores a expresarse públicamente, tal como lo es un grafiti en algunas personas. De la misma forma, puede otorgar a los actores una excelente manera de ponerse en la piel de sus personajes y ver cómo la gente reacciona ante ellos y sus acciones.
Normas básicas son: ensayar mucho la obra con los actores para que puedan estar preparados según las intervenciones de la gente, no llegar a decir nunca la verdad al público y evitar la intervención policial y la violencia. Nunca es una cámara oculta. La finalidad no es entretener, sino reflexionar sobre el tema en cuestión.
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